viernes, 3 de marzo de 2017

Los constructores de montículos

Reca B. Jones en Watson Brake
Es curioso que el asentamiento humano "permanente" más antiguo de América del Norte (al norte de río Grande, para dejar Mesoamérica aparte) lo descubrió una arqueóloga aficionada: Reca B. Jones. Que, según las White Pages de USA,  tiene en la actualidad 87 años y vive en West Monroe, Louisiana. Lo descubrió hace casi 40 años, pero no fue hasta 1993 que consiguió convencer a los arqueólogos oficiales del Estado (en concreto a Joe Saunders) de la importancia de aquellos montículos que había en las tierras de la familia de su marido.

El lugar se conoce como Watson Brake y está en la parroquia de Ouachita, muy cerca del río del mismo nombre, a 32 Kms. al sudoeste de Monroe. ¿Y en qué consiste el asentamiento? Bueno, pues tampoco es nada espectacular: 11 montículos de tierra, el más pequeño de 1 metro de alto y el mayor de 9 que, unidos por una cresta de tierra, componen un círculo de unos 250 metros de diámetro. Lo importante es que el análisis por radiocarbono de los restos de animales y plantas encontrados en ellos determinó como fecha de su construcción el 3400 a.C., es decir, 1.900 años antes que el lugar más antiguo hasta entonces reconocido (Poverty Point, también en Luisiana, del 1500 a.C.).


Plano de situación de Watson Brake
La confirmación de esta antigüedad tuvo como consecuencia poner en cuestión la corriente de pensamiento vigente hasta entonces que suponía que las tribus de cazadores-recolectores antecesoras de los "pieles rojas" sólo se dedicaban a recorrer las praderas detrás de las manadas de bisontes y otros animales que les proveían de su sustento, y no habían dejado tras de sí ninguna construcción o asentamiento permanente. Que esto vendría mucho más tarde, cuando las sociedades indígenas se fueran haciendo más complejas y, como en otros lugares del planeta,  se fueran dando los primeros pasos en la domesticación de plantas y animales. Pues resultaba que no. Aunque con matices. Porque del análisis de los restos de plantas y animales que comían los pobladores de Watson Brake se deduce que sólo lo ocupaban durante los meses de verano y otoño. ¡Qué curioso!, ¿verdad? 

Vaya por delante que todavía no sabemos para qué servían los montículos. Como no se han encontrado restos humanos parece lógico deducir que no eran tumbas. Tampoco se puede decir que fueran construcciones de defensa ante posibles enemigos o animales, o para evitar inundaciones, porque siendo alguno de ellos de 1 metro de altura, poco podían defender. Lo fácil es asignarles algún significado de tipo astronómico o espiritual, pero no hay pruebas que lo ratifiquen. (Lo que no deja de ser curioso es la tendencia de grupos muy diferentes de seres humanos en lugares muy distantes del planeta a amontonar tierra y piedras, de forma basta inicialmente, pero luego de manera mucho más sofisticada, dando lugar a mastabas, ziggurats y pirámides que todavía hoy nos sorprenden).

Tal vez, en este caso, fueran sólo vertederos de los restos de lo que iban comiendo. Porque eso sí que lo sabemos: aprovechando la cercanía del río comían muchos peces tipo bagres ó corvinas de agua dulce. También caracoles de río. Por el gran número de conchas enteras encontradas, parece que sabían cómo cocerlos mediante vapor de agua generado por piedras calentadas en el fuego para, de esa forma, extraer la carne sin romper la concha. 

Recreación artística de Watson Brake





La mala noticia es que nuestro reportero del siglo XXI a.C. no tendría ocasión de hablar con ningún poblador de Watson Brake. Porque también los análisis por radiocarbono confirman que el lugar fue abandonado hacia el 2800 a.C., es decir casi ocho siglos antes de que llegara. Posiblemente se debió a un cambio de curso del río Arkansas, un gran afluente del Mississippi, que alteraría los equilibrios fluviales del resto de la cuenca.

Pero podemos dejar volar la imaginación. Como pasó en el caso de Australia, la vida de los nativos americanos cambió poco durante milenios, y su perfil físico, presumiblemente, tampoco. Por lo tanto, podemos hacernos una idea de su aspecto y temperamento leyendo las primeras impresiones de Cristóbal Colón, transcritas de su diario de a bordo por fray Bartolomé de las Casas, del primer encuentro de los españoles con los indios tainos en la isla de San Salvador:  

Nativos americanos actuales
"Ellos andaban todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres, aunque no vi más que una, harto moza, y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vi de edad de más de 30 años, muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan...  [Algunos] de ellos se pintan las caras, y otros todo el cuerpo, y otros sólo los ojos, y otros sólo la nariz. Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia. No tienen algún fierro; sus azagayas son unas varas sin fierro y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pez, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos... 

Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura, gente muy hermosa; los cabellos no crespos, sino corredíos [lacios] y gruesos como sedas de caballo, y todos de la frente y cabeza muy ancha, más que otra generación que hasta aquí haya visto; y los ojos muy hermosos y no pequeños; y ellos ninguno prieto [negro], sino del color de los canarios[...]. 

(Curiosa la mención a los canarios. En esa época la experiencia era que, en África, cuanto más al sur, más negra era la piel de los nativos. De ahí la sorpresa de Colón de que, estando las nuevas tierras descubiertas en un paralelo por debajo de las Islas Canarias, los indios con los que se encontraron no fueran de piel negra. O, al menos, más parecidos a los indios de Asia; yo creo que ésto le dio qué pensar, pero prefirió callarse...).

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Interesante esta aventura americana. En la siguiente etapa del viaje volvemos a Europa, a las húmedas tierras de la Inglaterra del siglo XXI a.C. 

El Monks Mound, al sur de Illinois, el mayor montículo creado por el hombre al norte de Mesoamérica (se construyó a partir del año 900 d.C.)












2 comentarios:

  1. Como aquello es muy llano, los montículos eran para subirse y asomarse a ver si venían los bisontes y, sobre todo, los motilones, célebres estos por su fastidiosa costumbre de cortar "cosas". Intentaron hacer "castells" pero tardaban mucho y cuando llegaban los motilones, los del piso de abajo tenían las manos ocupadas y no podían defenderse. ¡Que horror!

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  2. Hola viejo 📚🙂😻

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