viernes, 10 de marzo de 2017

Seahenge

Recreación del círculo de Seahenge
La dendrocronología (dendron - árbol; cronos - tiempo ; logos - estudio) es la ciencia que estudia los anillos de crecimiento de los árboles para establecer su edad y las incidencias climáticas que han sufrido durante su desarrollo. Es una de las herramientas utilizada para datar yacimientos arqueológicos donde aparecen árboles coetáneos. Que complementa los análisis clásicos de radiocarbono, que suelen ser menos precisos en esta escala temporal.

Gracias a estas técnicas, y a modelos matemáticos bayesanos que tienen en cuenta otras variables, sabemos con una precisión asombrosa (al menos así me lo parece a mí) que el tocón central del monumento funerario de Seahenge (Holme-next-the-Sea, Norfolk, Inglaterra) fue talado entre abril y junio de 2050 a.C. El resto, los otros 55 troncos de roble que forman el perímetro del círculo, lo fueron en la primavera siguiente. Igual de sorprendidos se debieron de quedar los lectores de "The Independent" el sábado 9 de enero de 1999 al leer en primera página del periódico el siguiente titular: "Shifting sands reveal "Stonehenge of the Sea"". Y es que, lo que había empezado con el hallazgo de una cabeza de hacha de bronce y un raro tocón semienterrado en la playa de Holme, se convertía en un importante hallazgo arqueológico. 


Zona continental durante la última era glacial
Nos encontramos, por tanto, al noreste de Inglaterra, en la Era Temprana del Bronce. Igual que vimos en el caso de Australia, Inglaterra no fue siempre una isla. De forma similar a los mares australes, en el Mar del Norte, durante la última glaciación, el nivel del mar bajó y lo que hoy es la costa inglesa se hallaba unida al continente (a las costas hoy belgas y holandesas, para ser exactos) por una franja de tierra conocida como "Doggerland". Esta masa de tierra se mantuvo emergida hasta ca. 6200 a.C., por lo que ya intuimos que los primitivos colonizadores de la Gran Bretaña no tuvieron que ser expertos navegantes para cruzar las procelosas aguas del canal de La Mancha, sino que llegaron andando tranquilamente (es un decir) por tierra seca desde las regiones centrales de Europa.

A pesar de la similitud del nombre, Seahenge y Stonehenge son de características radicalmente diferentes, aunque quizá su propósito sí fuera similar. Para empezar, Stonehenge, situado a más de 300 Kms. al sudoeste, es de construcción bastante anterior (las distintas etapas constructivas se han datado entre 3100 y 1600 a.C.). Además, el círculo de piedras exterior de Stonehenge tiene 30 metros de diámetro (100 metros el foso circular que lo rodea), mientras que el círculo de troncos de Seahenge, en su máxima extensión, interior tiene 7 metros. Y en el primer caso son enormes piedras, mientras que en el otro son troncos de árbol, lo que ha favorecido su mayor deterioro. 

Pero el carácter ceremonial y ritual de ambos monumentos es innegable. En el caso de Seahenge, aunque no todos los expertos están de acuerdo, parece que su uso más probable fuera como una especie de "cámara mortuoria" donde se llevaba a cabo la excarnación de los cadáveres (separación de la carne y de los órganos, dejando sólo los huesos) antes de su inhumación. 

Cabezas de hacha de la Edad del Bronce británico
Gracias a los troncos (bueno, a lo que queda de ellos), los arqueólogos han establecido que se usaron en la construcción hasta 59 hachas de bronce diferentes (de alguna manera identifican la curvatura y el ancho de cada hoja de hacha por los tajos presentes en la madera). Lo cual implica que hubo mucha gente implicada de forma simultánea en la construcción, y que se hizo, por tanto, en poco tiempo. Como si fuera un proyecto comunal en el que todos los asentamientos cercanos participaron. 

Es curioso que la tecnología del bronce sólo llevaba implantada en Gran Bretaña desde hacía unos pocos siglos. Las principales minas de estaño se encontraban en Devon y Cornualles. Parece que los conocimientos y la habilidad de refinar el bronce llegaron a la isla desde la Península Ibérica, más concretamente desde el Estuario del Tajo (cultura arqueológica de Vila Nova de Sao Pedro), pasando por la Bretaña francesa.

Mapa de Europa de Estrabón
(Paréntesis de ida y vuelta en el tiempo: en griego, estaño es "kassíteros" y casiterita es el mineral de donde más frecuentemente se extrae. Los griegos denominaban Islas Casitérides a aquéllas de donde procedía el estaño que llegaba a las costas de Cádiz y después se distribuía por todo el Mediterráneo. Pero nadie, salvo los navegantes, tenía muy claro donde estaban (y seguimos sin saberlo): hay quien dice que se trataba de unas islas cerca de las rías gallegas, o bien la parte más occidental de la Bretaña francesa, o las islas Sorlingas (Scilly islands), muy cerca de Cornualles, o el propio Cornualles, que parece lo más verosímil teniendo en cuenta las enormes cantidades de mineral que se extrajeron a lo largo de muchos siglos. El geógrafo griego Estrabón (64 a.C. - 24 d.C.) las refleja en su curioso mapa de Europa en medio del Océano Atlántico, entre Iberia y Brettania. Claro que también sitúa a los Pirineos al este de Iberia, y con orientación norte-sur, o sea que, precisión, la justa).

Fundición del bonce
¿Y quiénes eran estos hábiles artesanos del metal? Pues ni celtas ni pictos ni caledonios ni britones (pueblos y denominaciones que tardarían bastantes siglos en llegar) ni, por supuesto, anglo-sajones (que llegaron después de que los romanos hubieran dejado libre la plaza). Como ninguno desarrolló un sistema de escritura antes de la llegada de los romanos (en el año 43 d.C.), sólo sabemos de ellos por alguna referencia en textos griegos antiguos, lo que nos va aportando el registro arqueológico y, más recientemente, el análisis genético. Por eso sabemos que comían ovejas, cerdos, ciervos, aves salvajes, pájaros y moluscos. Que vivían en casas redondas, que fabricaban sal y que enterraban a sus muertos en pequeños túmulos. Y que no sólo eran hábiles con el bronce, sino que también hacían joyas de oro y plata.

Reconstrucción de un enterramiento con vaso campaniforme
También se produjo en esos siglos la implantación de la cerámica campaniforme que ya vimos cuando visitamos la Península Ibérica (en inglés se conoce como la "Bell-Beaker culture"). Muchos de estos vasos han aparecido en las tumbas, junto a los cuerpos enterrados, por lo que se les atribuye un carácter ritual y de acompañamiento a la otra vida.


*************************************


Pues así estaba la Inglaterra del siglo XXI a.C.. Llevaban "sólo" 4.000 años siendo una verdadera isla, pero seguro que ya estaban forjando su particular caracter.
Y, sin más dilación, nos vamos a las verdes estepas de Eurasia; una zona tan interesante como muchas veces desconocida. A conocer cómo se produjo esa "simbiosis" hombre-caballo que cambió el curso del transporte y de la guerra, y, por tanto, de la Historia.



Estado de Seahenge cuando se descubrió el yacimiento


1 comentario:

  1. No comían mal aquellos británicos pretéritos. Tengo la impresión, sin embargo, de que la cultura culinaria de la Albión ha periclitado con el paso de los siglos (es el único lugar del mundo donde me han ofrecido un bocadillo de alubias de lata). Como todo hay que decirlo, tienen otras facetas dignas de admiración.

    ResponderEliminar